Una polémica se ha desatado en Argentina
por los piropos que muchos varones de este país tradicionalmente lanzan
a las mujeres en las calles. Mientras que en sitios como España los
halagos callejeros y espontáneos a la belleza femenina en general han
pasado de moda, en la vía pública de Argentina son frecuentes y a veces
llegan a tornarse groseros. El asunto no merecía antes demasiado debate
público, pero este año cobró fuerza porque una organización no
gubernamental, Acción Respeto, difundió el pasado día 7 con afiches en
las calles y mensajes en las redes sociales una campaña a propósito de
la llamada Semana Internacional contra el Acoso Callejero, que organiza
la ONG Stop Street Harassment en todo el mundo.
El alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, se metió en la discusión y dijo en una entrevista de radio
este martes: "En el fondo, a todas las mujeres les gusta que les digan
piropos. Aquellas que dicen que no, que 'me ofende', no les creo nada.
Porque no hay nada más lindo que te digan: 'Qué linda sos'. Por más que
te digan alguna grosería, como 'qué lindo culo que tenés'. Pero está
todo bien". En Argentina, culo es mala palabra y se suele usar cola para
referirse al trasero. El comentario de Macri, tercero en las encuestas
para las elecciones presidenciales de 2015, despertó el repudio del
Instituto Nacional contra la Discriminación del Gobierno de la peronista
Cristina Fernández de Kirchner.
La campaña de hace dos semanas apuntaba contra los piropos ordinarios
que desconocidos les sueltan a las argentinas cuando caminan por la
acera. Varios afiches los reproducían: "Te rompería el orto (culo) hasta
que sangres", "¡Cómo te chuparía las tetas, morocha (morena)",
"Gordita, te hago todo menos upa (alzar en brazos)", "¡Qué culito, mi
amor!", "Rubia, te hago de todo", "Mami, si te agarro, te hago otro
hijo", "Mamita, con esas tetas me salen dientes de leche nuevos", "Ay,
hermosa, con esa boquita...". Después de cada frase, la campaña decía:
"Si te incomoda leerlo, imagináte escucharlo".
Al mismo tiempo, la Universidad Abierta Interamericana,
de Buenos Aires, difundió una encuesta que decía que el 72,4% de las
mujeres argentinas había recibido recientemente al caminar por las
calles algún silbido, grito o palabra vulgar. De ese 72,4%, el 59,2%
confesó haberse sentido incómoda, intimidada o violentada, pero el 76,2%
reaccionó en silencio, el 6,3% sonrió y el 13,5% respondió con un
insulto. El 42,9% de las encuestadas dijo que sentía temor de caminar
sola por la calle y el 56% que cruzaba de acera antes de toparse con un
grupo de muchos varones.
El 72,4% de las mujeres argentinas ha recibido
al caminar por las calles algún silbido, grito o palabra vulgar, según
la Universidad Abierta Interamericana
Apenas el 6,6% de los hombres sondeados reconoció que pronunciaba
piropos ofensivos en las calles. De esa minoría, el 57,1% dijo que a las
mujeres les gustaba escucharlos.
Algo similar opinaba hasta el martes el alcalde de Buenos Aires, que
llegó a la política después de una carrera como empresario y presidente
del Boca Juniors.
"Vos le preguntás a las mujeres escandinavas, a las inglesas y lo que
más les gusta de los italianos con los que conviven por cercanía, y les
pasaría lo mismo con nosotros, que somos parecidos a los tanos (apodo
argentino para los italianos), es esta cosa de piropear, de mirar a la
mujer", dijo Macri a la emisora FM Masters, de la ciudad sureña de
Ushuaia. "Si yo veo una mujer linda hoy, desde un lugar casi como un
observador pasivo retirado, capaz (quizá) que le digo (un piropo). La
verdad es que no hay nada más lindo que la belleza de la mujer, ¿no? Es
casi la razón por la que los hombres respiramos", dijo Macri, que a los
55 años va por su tercer matrimonio y tiene cuatro hijos. En 2009, El
País le preguntó si se parecía al exprimer ministro de Italia Silvio Berlusconi,
que en aquel tiempo aún no había sido condenado en la justicia por
fraude tributario, y Macri respondió: "A mí me faltan las chicas de 18
años".
Mi hija me llamó por el tema del piropo, pido disculpas
Mauricio Macri, alcalde de Buenos Aires
El Gobierno de Fernández rechazó los dichos del alcalde. "Repudiamos
que Macri diga que una mujer disfrute cuando la acosan en la calle.
Tendría que pensar qué le pasaría si eso le ocurre a su esposa o hija",
dijo el interventor del Instituto Nacional contra la Discriminación,
Pedro Mouratian. "Las mujeres se sienten inseguras, violentadas cuando
se las acosa en la calle. En nuestro país tenemos leyes para prevenir
este tipo de violencias. No me sorprende esta nueva actitud del jefe de
Gobierno de la ciudad, porque para el último Día de la Mujer la campaña
que impulsó se basó en una imagen de la mujer ubicada solo en el ámbito
doméstico, estereotipada, lejos del lugar real que hoy ocupa", añadió
Mouratian.
Una diputada de la nueva coalición de centroizquierda Frente Amplio
Unen, Victoria Donda, se sumó a un repudio que se propagó por las redes
sociales. "A él le gustará que lo traten como una cosa en la calle...
Nos tiene que pedir disculpas porque además es un dirigente político que
tiene una responsabilidad, y hay que ser muy cuidadoso. En Argentina
las mujeres todavía están en una situación de desprotección y
desigualdad por parte del Estado. El problema es que del 'algo lindo' a
la grosería hay un paso, y de hecho lo demostró Macri". También
cuestionó al alcalde por decir que no les cree a las mujeres que se
reconocen ofendidas con los piropos: "Es la idea de que las mujeres
somos todas unas histéricas. Yo no tengo ninguna visión clerical de la
vida, estoy bastante lejos. Pero es indispensable entender en Argentina
que a las mujeres nos tienen que tratar como personas". Donda apoyó en
2007 la llegada al poder de una mujer como Fernández, pero dos años
después se distanció de ella. La lucha contra la violencia de género y la despenalización del aborto
han sido dos de las banderas de la diputada, una de las que se oponen a
una eventual alianza del Frente Amplio Unen con Propuesta Republica
(PRO) de Macri para derrotar a los peronismos kirchnerista y opositor.
Noticia de "El País"
Comentario:
A todas las mujeres nos gusta que nos digan que estamos guapas o somos hermosas, pero no que nos violenten con palabras insultantes o degradantes y encima con contenido sexual ya que nos reducen a la situación de un objeto de satisfacción. El problema aquí está entre distiguir lo que es un piropo y lo que es una agresión verbal. Y si eso no está claro es evidente que queda mucho trabajo en relación a la igualdad de género.