viernes, 11 de octubre de 2013

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La red de suma de saberes de la Casa de Igualdad atrae a más de 360 personas que comparten sus conocimientos realizando una quincena de talleres de diversas materias
Las mujeres exponen qué saben hacer, y se convierten en profesoras, por ejemplo, de clases de baile.  Diario de Burgos
La iniciativa es exitosa, ya que para este curso hay 363 personas inscritas, de las que únicamente 6 son hombres, algo que ya es un avance, ya que en anteriores cursos la presencia de hombres ha sido incluso menor. «Cierto es que surgió de un proyecto de mujeres, pero está abierto a hombres tanto para participar en los cursos como para ser facilitadores», explica la concejala de Igualdad.
Celia sabe hacer ganchillo, a Maite se le da muy bien el manejo del ordenador, lo de Mari Carmen y Zaida es la cocina, y Pilar es una experta en ecología y medio ambiente. Así podría seguir el listado hasta catorce mujeres, autodenominadas facilitadoras, que participan en la llamada Red de Mujeres 2+2=5, iniciativa que impulsa la Concejalía de Igualdad y que ha desbordado todas las previsiones de participación.
Se trata de una red de mujeres cuyo objetivo principal es compartir saberes, habilidades y talentos con otras mujeres, tejiendo al mismo tiempo un espacio de encuentro y participación. Así, esas facilitadoras comparten sus conocimientos en forma de talleres, convirtiéndose en profesoras de otras deseosas de aprender nuevas cosas. Y todo se hace de manera altruista por parte de las que dan los talleres y de forma gratuita para las que reciben la formación.
En suma, se van a dar cerca de una quincena de talleres: ganchillo, nutrición, aerobic, panadería, encaje de bolillos, bailes de salón, senderismo, punto de cruz, correo electrónico, informática, club de empleo, desarrollo personal… además del de cocina, que cuenta con ‘profesoras’ itinerantes ya que entre las propias participantes en la red se van animando a dar a conocer algunas de sus más exitosas recetas, que en ocasiones son también procedentes de otras culturas gracias a las mujeres inmigrantes que también hay en la iniciativa.
«Yo empecé porque otra sabía que yo hacía ganchillo y me pidió que la enseñase, y así otra y otra, y buscando un lugar dimos con la Casa de Igualdad, y me ha venido muy bien porque me ha obligado a recuperar lo que sabía de antes», dice Celia. Para Maite algo «muy satisfactorio» es que las alumnas que ha tenido siguen manejando el correo electrónico y les ha sido una aprendizaje útil. En el caso de Carmen, ella recaló en la Casa de Igualdad buscando ayuda para hacer cosas y aprender, y dio con la Red, en la que la animaron a hacerse facilitadora y dar talleres de punto de cruz.
Los testimonios son muy variados, y para las participantes es una herramienta muy útil no solo para aprender cosas nuevas, sino que hay caso en el que han encontrado compañía, amistades, un lugar en el que relacionarse, o una alternativa al llamado ‘nido vacío’ que se llega a sentir cuando los hijos abandonan el hogar familiar y el vacío que se genera ocasionas algunas dificultades.
Fuente: Diario de Burgos 

Comentario:

Mujeres que se ayudan entre sí. En tareas útiles del día a día o en otras de ocio y diversión. Qué han encontrado en sus compañeras un lugar donde refugiarse y donde poder compartir experiencias a la vez que se aprende a hacer algo nuevo. Y así unas a otras se va construyendo una cadena altruista de talleras y cursos. Una pena que exista tan poca incursión de hombres en este tipo de actividades que aunque a priori parezcan propias de mujeres y amas de casa, bien pueden ser hechas por hombres. De hecho es una muy buena manera para integrarlos en el mundo del hogar a través de talleres de esta índole. Porque no debe existir diferencias a la hora de realizar las tareas, ambos dos pueden hacerlas de la misma manera e igual de bien.

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