martes, 25 de febrero de 2014

Medio siglo de lucha

Aspanias celebra medio siglo de lucha por la no discriminación
Aunque el agradecimiento fue el hilo conductor del evento en el que ayer Aspanias presentó los actos de su 50 aniversario (comenzó su andadura en 1964) y por eso cada uno de los participantes llevaba una pegatina en su ropa con la palabra ‘gracias’, lo que flotaba en el ambiente era la lucha de medio siglo por la no discriminación de las personas con discapacidad intelectual, aquellas a las que en la sociedad burgalesa de la época llamaban ‘subnormales’ sin despeinarse. Quizás por eso el presidente de la asociación, Antonio Tajadura, tuvo un recuerdo para ‘los primeros padres’, «aquellos que, contra viento y marea, no se conformaron y empezaron a buscar soluciones para sus hijos».

Las soluciones de entonces son los derechos de ahora: «En la España de hoy hablamos de personas con discapacidad intelectual y lo asociamos a igualdad de derechos, de oportunidades, de dignidad, de inclusión social, conceptos todos ellos por los que hemos tenido que luchar mucho».
Y como en esta tarea dicen desde Aspanias que no han estado solos, quieren dar las gracias a la sociedad burgalesa que les ha apoyado en todo momento. Desde las instituciones, desde el voluntariado, desde toda la gente que les ha acompañado en todas sus acciones públicas. Sin olvidar que la reivindicación sigue: «En 2014 hablamos de calidad de vida, de educación, empleo, formación, vivienda, ocio y tiempo libre; de inclusión social y laboral, de proyectos de vida y de ciudadanía de pleno derecho». Tajadura dio algunas cifras de lo que hoy es Aspanias: un millar de usuarios, 1.300 socios, 80 voluntarios y 400 trabajadores con y sin discapacidad.

Como en otras ocasiones en las que la asociación se asoma a la sociedad burgalesa a través de los medios de comunicación, quisieron que fuera una persona usuaria la que contara cómo es su vida y cuáles sus aspiraciones y metas. En esta ocasión le tocó a Tono Lacalle, trabajador del Centro Especial de Empleo y natural de Pradoluengo. Él no contó nada espectacular: que vive con su pareja, que le gusta el deporte e irse de vacaciones y que quiere conservar su empleo y poder seguir pagando su hipoteca. Nada le distingue a Tono de cualquier otra persona, que es lo que Aspanias quiere poner en evidencia. Que la discapacidad intelectual es solo un aspecto más que no ha de influir en la merma de los derechos más básicos.

Su gerente, José María Ibáñez, recordó el trabajo en red que se viene haciendo desde hace algunos años con otros colectivos como Aspodemi, de Miranda de Ebro, y Asamimer, de Villarcayo: «Trabajamos en red porque juntos sumamos más. Fuimos impulsores del movimiento asociativo Feaps y las patronales del sector en Castilla y León y a nivel nacional y nos hemos implicado en las redes más cercanas como Equalbur, el Plan Estratégico o la Plataforma del Voluntariado».

Ibáñez hizo referencia a las personas con discapacidad intelectual del medio rural, un colectivo quizás con más carencias que el resto. Un estudio realizado por Aspanias cifra en 400 las personas que tienen únicamente «soluciones parciales» a sus problemas. «El reto que tenemos ahora es dar soluciones individualizadas».

En esta línea de atención personalizada se enmarca también la figura del profesional de apoyo a la persona con discapacidad, que es quien se ocupa de resolver los problemas que le planteen. En la actualidad se llega al 40% «pero el objetivo es que todos tengan a alguien de referencia». En este sentido, Ibáñez avanzó que ya se está tutelando a personas con discapacidad intelectual que se van quedando sin familia.

Noticia del Diario de Burgos


Comentario:
En Burgos a día de hoy muchas son las asociaciones que ayudan a personas con dificultades a superarlas día a día.  Y gracias a ellos y el compromiso de la sociedad así como su concienciación su inserción en la sociedad es más fácil y eficaz.

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